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“Agujeros en la historia: la evolución del piercing a lo largo de los siglos”

Hoy hablaremos sobre el piercing, ese accesorio que pensamos que es muy moderno y actual pero que en realidad lleva siglos acompañándonos. Cuando observamos a alguien con un piercing solemos pensar que es un accesorio meramente estético pero lo cierto es a lo largo del tiempo, ha tenido un componente religioso y cultural muy marcado.

Piercing el origen

Sabemos que su origen se remonta a los rituales de iniciación a la vida adulta de algunas tribus, ya que estas vinculaban la capacidad de soportar el dolor, con el paso de la adolescencia a la madurez. Aunque hay distintas versiones sobre cual es el origen exacto de esta práctica, la más extendida y aceptada de todas, es la que señala que fueron los mayas los primeros valientes en agujerearse diferentes zonas del cuerpo y que sus rituales para perforarse la lengua y los genitales eran verdaderamente sangrientos. Un dato curioso, es que los más devotos de la tribu eran los que más piercings tenían, ya que aprovechaban las festividades para agujerearse el cuerpo y alcanzar un nuevo estado de conciencia.

Piercings en la época victoriana

A lo largo de la historia, esta costumbre de las tribus fue evolucionando, tanto que en la época de la Europa victoriana perforarse era bastante común. Por lo que el marido de la reina Victoria de Inglaterra llevaba un anillo en el pene, a fin de lucir con una estética adaptada a sus tiempos. Resulta que uno de los amigos del príncipe, puso de moda los pantalones ceñidos entre los caballeros. Al ser muy ajustados, la única opción para evitar un bulto en la zona de la bragueta, era poner el pene a un lado. Para algunos, conseguir esta hazaña era misión imposible, por lo que optaron por perforar su glande y colocar una anilla, que mediante un gancho se sujetaba a un lado del pantalón. ¿Imaginas al sastre preguntando si con enganchito a izquierda o a la derecha? En fin, como cotilleo te contaré, que a la Reina Victoria le encantó este anillo la noche de bodas y que a día de hoy este piercing en los genitales, se conoce con el nombre de su propulsor.

El piercing de Mussolini

Otro dato curioso, es que años más tarde el dictador Mussolini, se hizo fijar un «príncipe Alberto» que le servía para relajarse cuando tenía que tomar decisiones importantes, acariciando su anillo. Espero que este post te haya gustado o cuanto menos te haya resultado interesante. Nos vemos en la próxima. 

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